abril 27, 2012

Todos. Todos pensando en tener un novio o una novia, un saliente o una saliente, o hasta un "gato" o una "gata" para pasar el rato. Como para no sentirse impotente, si ahora todos están con cualquiera y una se siente que le falta algo, que no es como los demás, porque no está con alguien, por más frívolo o insignificante que sea el vínculo de todos los demás.

Si me pongo a pensar no lo necesito, después de todo tengo catorce años y demasiadas cosas que hacer. Pero lo cierto es que todo el mundo está pendiente de con quién estuviste y hace cuánto tiempo, y por h o por b siempre, para alguien, vas a ser una puta, una regalada o una bolsa de basura en la cual escupen todas sus frustraciones hablando mal de vos. Y sí, ¿qué más van a hacer con sus vidas insignificantes? Por mí que hablen, que digan, que pregunten; después de todo, el que sea inocente de chusmerío que tire la primera piedra, y yo no voy a ser, lo confieso.

Me puse en ridículo todo lo que me podía permitir, y aún más, y lo cierto es que no me importa. Estoy tan ensimismada que la verdad que por mí todos los flacos con los que he querido estar, o han querido estar conmigo, o quieren estar conmigo, o con los que soñé alguna vez en la más utópica de las fantasías amorosas, todos, todos, toditos, se pueden ir a freír papas a la casa de su tía con un unicornio multicolor bebé al hombro. Sí, quiero sentirme querida, como todo el mundo. Pero por eso mismo es que no voy a estar con el primer idiota que se me cruce en lugar de esperar algo que valga la pena. Y esta vez lo voy a hacer bien, porque la primera y última vez la embarré como la mejor. Pero ya fue. Me voy a ir a París cuando tenga dieciocho, y voy a tener un affair con un francés y les va a caber a todos. Hasta la vuelta genchi, un placer hablar con ustedes.

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