mayo 02, 2012

Me duele que me hables, que me mires, que te acerques. Me duele porque me gusta, y no quiero que me guste, porque no me quiero ilusionar con imposibles. Me gustas, sí, mucho, pero no te amo, y te voy a olvidar. Solo quiero que des un paso al costado, que me ignores y me permitas ignorarte, que seamos dos desconocidos en un salón durante ocho horas diarias. Es difícil, sí, pero ¿es tanto pedir? Igualmente no te lo voy a decir, me la voy a bancar, porque esto es algo que tengo que hacer sola: superarte. Después de todo, como ya dije, no te amo. Y para qué sufrir por un imposible, si ni siquiera es amor. Solo sé que no me voy a sentar a esperar a que la olvides; la oportunidad de tenerme fue tuya durante un corto pero crucial período de tiempo, y te juro que creí que la ibas a aprovechar. Pero seamos realistas, de cualquier forma no fuimos hechos el uno para el otro. Hasta para mí es difícil vernos juntos, por lo menos en un futuro próximo. No sé cómo lo voy a lograr, pero cada vez que te vea, en mi retina solo va a haber grabado un cartel de "Sellado".

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