marzo 31, 2012

Pah...

Cómo me dolió... como me duele, en realidad, haberte visto. Fue como si me hubiesen pisoteado el corazón. Y me hice la tarada, sí, ¿qué iba a hacer, sino? ¿Cruzar la calle y saludarte? Pts... Solo digo esto porque estoy casi segura de que no lo vas a leer, de que no te vas a enterar. Pero todavía te pienso, casi todos los días, en realidad. A veces con rabia, es cierto, con ganas de nunca haberte conocido. Pero a veces no. A veces me pregunto-muy mío, por cierto, imaginar imposibles-qué hubiese pasado con nosotros si hubiésemos hechos las cosas un poquito diferentes. Los dos sabemos qué, más que todas las demás cosas, nos destruyó. Me esfuerzo en recordar, siempre que te añoro, todas las situaciones malas que pasamos, todas las veces que lloré y que te equivocaste conmigo, todas las cosas que hicimos mal que ya no vamos a poder reparar, y funciona. Pero lo cierto es que, incluso si nunca volvemos a hablar, fuiste muy importante, marcaste un antes y un después en mi vida, y eso no se olvida. Nunca.

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