mayo 09, 2011

Es lunes. No fui al liceo con la excusa del paro de ómnibus. Todo funciona al revés. Estoy sola y aún así me siento rara en esta habitación. Como si hubiese una presencia invisible que me apunta con el dedo. Quizá debería llamar a mi mejor amiga... No, debe de estar en el liceo. Quizá debería hacer deberes, pero no tengo ganas, como de costumbre. Quizá debería prender la televisión, cosa que nunca hago, o leer un libro, o continuar con la novela número quiénsabecuánto que empecé y no terminé, como todo lo demás. Quizá debería chatear con alguien, o simplemente hacer algo. Pero no tengo ganas de ninguna de estas cosas. Solo quiero sentarme acá y escribir esto, porque no está tan mal hacerlo mientras escucho una canción de Nirvana, que tiene algo que no sé qué es, pero me desespera. Me hace sentir que me falta algo, que tengo que volver a nacer y hacerlo todo de vuelta, pero al mismo tiempo me mira y me dice "Ya es tarde, ya está hecho, ahora siéntate y espérate a morir." Y eso es lo que hago, lo que hacemos todos. Nos sentamos y esperamos a morir.


Nirvana me invita a estar sola un rato, a tirarme en la cama y pensar por qué mierda tengo que hacer lo que me dicen, por qué no puedo quedarme allí por siempre, escuchando el silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario