Haber ratitas hermosas, como les digo yo en mis links de face xD, díganme una cosa. Puede ser que yo sea la persona que mejor encarne el personaje de la canción Basket Case de Green Day, tengo claro que en ciertos aspectos no tengo la cabeza en el mejor estado del mundo, cosa que saben bien si me conocen o si suelen leer este blog. Pero hoy vengo a hablarles de un tema que hace días me tiene bastante cansada.
Estoy HARTA de prender la tele y cambiar y cambiar de canal y encontrar gente perfecta, flaca, adolescentes sin granos ni aparatos en los dientes (con la excepción de los nerds, que justamente siempre son tomados para la joda y maltratados, otra cosa que promueve la televisión como algo divertido y "cool" cuando no es así), rubios, de ojos claros y con narices perfectas, generalmente trabajo de un prolijo y por defecto carísimo cirujano plástico. Pero las apariencias son lo que importan, ¿no? No importa pagar miles de dolares por una nariz o un par de labios (por no dar otros ejemplos) hechos de plástico si ese es el precio de ser lo que la sociedad considera lindos y por ende admirables.
No importa si una mina en una novela venezolana es pescadora, sirvienta, millonaria, oficinista, bailarina erótica o si está en un psiquiátrico envuelta hasta los pelos en un saco de fuerza, SIEMPRE, pero SIEMPRE, va a ser una flaca deslumbrante, va a estar peinada, maquillada y vestida para el crimen. Lo más gracioso es que yo me levanto de dormir y no me levanto particularmente despeinada, como muchas, pero las ojeras llegan al sótano y ando zombie y sin lograr entablar una conversación con un 2% de lógica durante media hora. Ellas abren los ojos con sus pestañas poco menos que pintadas con asfalto de una, así, como poseídas por el demonio, y peinaditas que son unas muñecas. Y encima duermen en lencería de doscientos dólares, que los camarógrafos se encargan de enfocar desde todos los ángulos posibles.
Con los locos pasa lo mismo. No importa si son buena gente o asesinos seriales, pero tienen un lomo como para partirlos, pegarlos y volverlos a partir, ojos claros, altos, se visten bien y hasta comen y hablan como señoritos.
CONCLUSIÓN: Entiendan que un 60% de la televisión nos vende superficialidad, nos vende cosas que no necesitamos, nos vende gente y vidas perfectas que en realidad no lo son y nos vende cosas que nos sirven para alejar la cabeza de lo que en realidad importa y para acercarla a la innecesaria e inútil necesidad de convertirnos en alguien "perfecto", con la idea de que así vamos a ser felices. Y no, NO ES ASÍ. Por eso, si van a mirar televisión, MIREN ALGO QUE LOS DIVIERTA, NO ALGO QUE LOS CONVIERTA.
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