noviembre 14, 2010

Es como que vas en una montaña rusa. Te cuesta subir, pero llegas arriba, y cuando estás en la cima y te sentís feliz... ¡plaf! Caés de un golpe. Y así es siempre. Cuesta mucho quedarse en la cima. Pero cada vez que subimos de vuelta, es como un rayo de luz, un halo de esperanza, que nos hace creer que seremos felices al menos durante un rato. Pero la felicidad la hacen los detalles. El dibujo que te regaló tu primo pequeño, la carta que te hizo tu amiga por tu cumpleaños, la noche en que tu madre se dedicó solo a vos para ir al cine y comer pizza, como dos adolescentes, el salir con amigos, el divertirse, el ir a tomar un helado, el disfrutar del amor, el escuchar una buena canción, el dormir hasta tarde, que te traigan el desayuno a la cama por puro gusto... Todo eso es lo que lo hace a uno feliz. Porque si no... ¿qué es la felicidad? ¿Un auto, una mansión, pagarle a diez personas que te hagan la vida más simple? No lo creo. Y no es cursilería, como piensan muchos. Es lo que pienso y siento de verdad. Y trato de disfrutar de esos momentos, pequeñitos pero grandes, al máximo, para estar en la cima el mayor tiempo posible y ayudar a los que amo a que también lo estén.

Rebellious Punky

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